lunes, 8 de junio de 2009

¿Quiénes son los ajedrecistas?

¿Cómo establecer con certeza la diferencia entre victimas y victimarios cuando no hemos podido identificar a los ajedrecistas? ¿Quiénes son? ¿Cuáles son los intereses específicos que persiguen cuando mueven a sus peones para que desangren y se desangren por las migajas de sus ganancias?

Los ajedrecistas tienen una estrategia. Un plan preconcebido que van calculando y modificando en la medida que el juego se desarrolla. Establecen alianzas, pactos secretos para refundar naciones y ganar juegos. Pueden prever las reacciones de sus contrincantes para construir planes alternativos que les permitan tener el control. Los ajedrecistas son jugadores de alto nivel. No se preocupan por perder fichas y cuando se sienten debilitados atacan con mayor vehemencia. Los ajedrecistas mueven las fichas a su antojo porque es su juego y los peones, los alfiles, los caballos e incluso las reinas son fichas que se pueden sacrificar para proteger a su rey, que no es más que el administrador de su victoria.

Los ajedrecistas nunca podrán, y tampoco quieren, ser reyes. Su papel no es comandar el ejército y ensalzarse con la victoria ante sus hombres. Los ajedrecistas se regocijan con la batalla, con la intensidad del combate y con los grandes botines que quedan a su alcance. Son jugadores y saben que pueden ganar o perder y eso alimenta sus ansias de victoria, vuelve sofisticadas sus estratagemas. Se ensombrecen con la derrota pero nunca les cuesta el pellejo. Pueden reunir nuevos ejércitos para mandarlos a otras batallas. Los ajedrecistas son los autores materiales de los crímenes, de los vejámenes, del despojo, del sometimiento. Los ajedrecistas tienen reyes que están dispuestos a gobernar en virtud de lo que se les ofrece como recompensa.

Los ajedrecistas son hombres que nunca empuñarían un arma para participar en un campo de batalla. La barbaridad, la atrocidad, la inhumanidad les repugna porque saben que envilecen el alma y lucen mal. Su parte en el juego es mover las fichas para que otros se debatan ensangrentados por la propia vida. Los peones van a la batalla porque alguien tiene que hacer el trabajo sucio; dar la muerte, apestar a sangre, encender la cólera ante un enemigo que nunca podrán alcanzar porque sus victimas solo son otros peones.

Los ajedrecistas ganan las partidas, los reyes pasan a la historia, los alfiles conquistan riquezas de sus saqueos. Ellos son los victimarios y son pocos.

Los peones piensan que los otros peones son sus victimarios porque los han mirado a los ojos antes de la tortura, antes del ataque feroz. Mueren en las batallas de los ajedrecistas y dejan a sus hijos como herencia la rabia y el hambre suficiente para que quiten vidas y entreguen las suyas en batalla con otros hijos de peones a nombre de alfiles, reyes y ajedrecistas. ¿Quiénes son los ajedrecistas?