martes, 27 de octubre de 2009

A propósito del corto... Un RAP

IRAp

Es la ira que se anida en la mirada escondida
Que se incuba en cada herida En la vida sin salida
Es el alma del suicida que se entrega a su caída
Del que engulle la pastilla y dispara sin sevicia

No es maldición, ni desazón
(la tristeza no es alteza de la carne de cañón)
Es la expresión del corazón
que ha sido herido de callejón

Se agazapa entre las sombras, ya no quiere descansar
Se empodera en su ralea no le basta sollozar
Empecina en la tarea y se abre a despertar
Toma el aire que bombea la rabia, la dignidad.

Su verbo no un reverso
Del coraje, no es silencio
Su palabra es un asedio
Su cuerpo es un todo un imperio
Sus ojos destilan fuego y su mano aprieta el cuello
(Si te ahogas no te asustes)
Es natural de tu miedo

La verdad no endulza sueños
La verdad tiene sus dueños

Se levanta con ardor, le pone cara al terror
Le recuerda al que dormita que de este lado hay calor
Conoce de su poder nunca lo quiere perder
Y la va la vida entera en dia a dia renacer

La vida lo habrá tumbao, siempre lo verás parao
La mano firme en la pluma
El ojo agudo y sollao
El pie ligero y sútil
La mano fuerte y gentil
Y con sus letras da vida, da esperanza al combatir

El rap nace del dolor, de la desesperación
y del poco de locura que se entrega al perdedor.

De la oscuridad de pieles negras cicatrizadas. De la infamia y la belleza haciendo el amor. De las voces que en alaridos rompen la espesura de la noche y que lloran a sus muertos con sus cantos.

El rap es la voz rabiosa de una juventud con ganas de pelear porque ha sido golpeada, marginada y excluida. Es el lenguaje que permite la catarsis que puede llegar a ser terremoto; revolución. Es la ráfaga de emociones tras la violencia; es la no violencia de la atrocidad y la infamia. Es la voz de quienes no están dispuestos a callarse pese a que saben que su verdad es incómoda; es la voz, el grito, la protesta, la declaración de guerra detrás de las caras de la pobreza y la desgracia. La voz detrás de la cara de hambre, de la cara de culpa que se cuela entre los ojos. El rap es la conciencia, la negra conciencia de una sociedad que intenta ocultar su condición de homicida. Es un llamado de atención claro, sin eufemismos, descarnado y grotesco. El rap no es una exageración de los dolores del mundo para ser objeto de compasión. El rap es la desnudéz de quienes padecen el mundo que hemos inventado; es la amenaza de muerte, la confesión de la tendencia suicida. El rap es la esperanza de dignidad. Es la inhumanidad en verso, es la realidad ediendo en rimas, zupurando inmundicia de la manera más bella posible.

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