lunes, 13 de agosto de 2007


TRANSMILENIO: ¿MONTAR O SER MONTADO?

6:00 PM Estación las Aguas.

El asunto es sencillo. En primer lugar ubíquese en la última posición de la secuencia finita de individuos humanos que se dirigen hacia el módulo de intercambio comercial de dinero por tarjetitas de acceso a los beneficios, y maleficios, del servicio de transporte masivo de la capital.

Una vez usted ha llegado con pasitos de pingüino al módulo antes mencionado y ha adquirido su tarjetita, sírvase ubicarse, de nuevo, en la última posición de la secuencia finita de individuos humanos (en adelante fila) que una vez superada le permitirá deslizar con ritmo y gracia su cintura, cadera, pierna, ombligo (variaciones de acuerdo al tamaño y sexo del individuo) por un mecanismo de conteo electromecánico en el cual se registrarán, entre otros datos, el número de accesos al sistema, la validez de las tarjetitas, el tamaño promedio de los usuarios y el estado de general del hígado, el páncreas y el aparato reproductor de los y las bogotanas. Luego de la validación de la tarjetita y de la ecografía gratuita (indicada por la ingestión de la misma por parte del mecanismo de conteo electromecánico, una señal luminosa en forma de flecha verde y una señal sonora Pii) camine en zigzag por las plataformas procurando no pisar a un neurótico, no estrujar a una menopaúsica, no atravesarse en el camino de algún sicótico desesperado ni pararse en medio de los carriles por donde transita la estampida de viajeros. Si no tiene ni la más remota idea de cómo llegar a su destino porque ignora el significado de las convenciones, signos y códigos que aparecen en la parte superior de los módulos rodantes (buses articulados, acordeones, cajas de sardinas, transmillenos, etc) diríjase con humildad y disposición para el aprendizaje hacia uno de los tableros informativos que los operadores del sistema han diseñado para el disfrute y servicio de propios y extraños. Si luego de una primera lectura analítica y semiótica usted no ha logrado descifrar el significado no desista, échele otra lectura, analice con calma y trate de no desesperarse. Si a pesar de su esfuerzo e interés por la comprensión del asunto no logra los frutos que usted esperaba no se sienta mal, ni desestime sus capacidades de razonamiento abstracto. Recurra a la vieja y eficaz interacción cara a cara con fines de obtención de solidaridad y apoyo por parte de un congénere que se encuentre en una situación similar a la suya o con un o una individua que maneje con mayor habilidad y fluidez los procedimientos. Una vez identificado el código del modulo rodante que debe abordar para llegar a su destino, dispóngase a ejercer presión sobre la masa amorfa de individuos que esperan el mismo módulo que usted ha escogido para su traslado. Intente mantener una fuerza constante y evite los movimientos bruscos a menos que resulten necesarios para la defensa de la porción de espacio que le garantizará un lugar (digno o indigno) en el modulo rodante. Intente deshacerse de pudores y sensibilidades hacia el contacto físico con sus semejantes; en adelante su único límite con los demás será su propia ropa, su piel y su aura. Trate de mantenerse en su lugar con los pies firmes y por lo menos uno de sus brazos aferrado a una de las barras horizontales ubicadas en la parte superior del módulo. También hay ciertas zonas del módulo que cuentan con barras verticales con fines de apoyo para los viajeros y hasta una rotondita muy cómoda y sugerente.

Muy seguramente su posición se verá afectada por el constante acceso y expulsión de otros viajeros, razón por la cual deberá moverse con agilidad por entre los intersticios que van quedando del constante movimiento intentando siempre ocupar un lugar cómodo y seguro para usted. Recuerde: pies firmes y por lo menos una de sus brazos aferrado a una barra. Si cuenta con suerte podrá disfrutar de un viaje incomodo pero agradable al lado de una bella ejecutiva, una coqueta estudiante universitaria o, en el caso de las mujeres, de un exitoso yupie con olor a Hugo Boss, un musculoso bailarín de danza contemporánea o un atractivo estudiante de filosofía, artes o ingeniería industrial.

Si no cuenta con suerte podrá hacerse acreedor de un trayecto eterno al lado de un o una viajera con olores, intenciones, intereses y emociones non santas con respecto a usted, a su billetera. Para evitar el estrés en estos casos algunos expertos recomiendan técnicas de relajación que como el yoga, el taichí, la meditación zen y las oraciones al Divino Niño, han empezado a desarrollar ejercicios de respiración, relajación muscular y fortalecimiento espiritual que permiten sobrellevar los abatares de la vida moderna en espacios y situaciones de posibles colapsos nerviosos como buses, oficinas públicas y filas bancarias. Otros afirman que todo consiste en visualizar el momento y el escenario de arribo a la casa (la comida caliente, el encuentro con la persona o personas amadas, la novela de moda, un trago de whiskey, etc) para soportar el trance con templanza.

Una vez el modulo rodante haya arribado a la estación cuyo código corresponda al señalado por su informante intente, como pueda, ingresar al flujo o corriente humana que lucha por alcanzar las compuertas para recuperar su intimidad y dignidad. Una vez esté entre la corriente déjese llevar hasta que la inercia logre expulsarlo hacia uno de los pasillos en donde una masa amorfa pugna para ingresar al módulo rodante que usted intenta abandonar. Ya en el pasillo resulta necesario hacer un balance de las posibles perdidas producto del amasijo humano; billetera, celular, llaves, dinero o virginidades de diverso tipo. Si el balance es negativo diríjase sin pensarlo dos veces a la Policía para que su denuncio sea incluido en las estadísticas del Distrito en donde se evidenciará una rebaja notable de los índices de robo con arma de fuego. Si el balance es positivo dispóngase a salir, caminando en zigzag y esquivando humanidades, hacia los mecanismos de conteo electromecánico en el que se registrarán esta vez, entre otros datos, el número de usuarios que llegaron a su destino, los niveles de mortalidad al interior del sistema y los índices de robo de órganos durante los recorridos en los módulos rodantes.

Y recuerde que todo puede ser mejor.

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